martes, 2 de junio de 2009

Mi hombre obsesionado

Mi hombre obsesionado tapo su boca,
leyó inútilmente información sobre virus,
temió besarme tantas noches,
por si acaso el virus vivía en mi garganta.

Mi hombre obsesionado pensó saberlo todo,
discurrir eternamente sobre el caso,
enredarse solo en su discurso de la muerte,
controlar mis pasos infecciosos,
escudriñar a cada visitante,
lavarse insistente todo el cuerpo
y cubrirse con plásticos para empacar comida
sus partes más externas.

Yo morí entonces cada día,
porque su aliento no tocaba mi aliento,
porque mi piel no tocaba sus labios,
porque su mano no me tocaba más.

Y así ambos quedamos infectados sin quererlo
del miedo cruel , de la aversión
del uno por el otro.

Marina Ruíz.

miércoles, 27 de mayo de 2009

No cierres las puertas
crea la imagen del hombre
que se sienta a la orilla de su cama y puede
confesarse todas las ficciones comunicativas
para volver cada día a vivir con la claridad que le falta,
no te vuelvas vulnerable a la oscuridad
no seas débil,
ve lo que no has visto, para que las palabras
no se queden en tu lecho, para que
dejemos de estar sometidos.

Haydee Ramos Cadena.

Bajo tu influenzia

I

estoy cansada de este día
de los nublados y vagos horizontes

hipócritas melancolías

de tenerle miedo al viento
-que ya por eso ni se acerca-

estoy seca de espejismo
de los reflejos a media luz
de las cosas no concretas
del cuchicheo que anda deambulando
en mi silencio

y aún así estando
en esta cosa panda
a punto de caerse
debo taparme los nudillos
figurar que mi garganta fue incendiada
hacerle caso a mi sordera

voy a poner mejor el vals
aquel que tiene un cierto parecido a mí
para saber si así logro terminar este día
y no escuchar más el ruido incipiente
el que viene a lo lejos flanqueando
apenas amanece

II

¡Que todo el mundo se calle! SI
eso es lo que quieren
lo que mejor se sabe hacer

Que si hay que taparnos
comencemos poniéndonos un corcho en el frente
andemos con los cuellos de tortuga
hasta sudar las mieles del olvido.

Diana Reza.

lunes, 25 de mayo de 2009

el mal ya está hecho

el mal ya está hecho
mientras los dioses discuten sobre mí
y sangran silenciosos granadas
sobre el fonema más acuoso de mi lengua

no hay por qué huir
si la verdad decide por nosotros
e instalada en nuestro propio corazón
se escapa por los polos opuestos de este mundo
y tal vez nos sobrepase sin saber
que también con espinas en el cuello
se puede respirar, aunque te ahorquen los fantasmas
y la lluvia esté asustando tus pulmones

tenemos miedo desde ayer
fundido con las ganas de hacer amor desmesuradas
y no nos importa decir que somos frágiles como el caparazón de la tortuga
sencillos como el sendero que sigue el copo de nieve en su descenso a los infiernos

estoy tratando de mantener la calma
aunque si la calma quiere irse es porque no está tranquila
le sobramos como sobran las mantas para el frío con el calor de la mañana

no escuchamos solo lo que se pronuncia
lo impronunciable está latente en cada cosa que palpamos
amamos el mar porque nos duele tanto infinito concentrado en una sílaba
que no seremos capaces de morder nunca

me salieron al paso dos grúas que confundí con molinos
las esquivé con un martillo que les recordó su infancia
me salieron otra vez los dientes con los que mordí la primera manzana
los que hundí en el primer cuello los que se me cayeron de vergüenza
sellé con besos una partitura sucia donde escribiste tres veces mi nombre

pero ahora estamos pluviosos
sencillos
milimétricos
asustados
tremendos
nos quitaron el asfalto
y tanto sol se pega a la suela en la garganta

tengo dejavús
mamá, me duele
como le duelen a la rosa las espinas que no sangran
estamos lejos de hacernos grandes
y los gigantes de mi sombra desmedida
hablan con los pájaros de mi conciencia

la ciudad contrajo sus pulmones
estornudó sobre las pieles sensibles de este mundo
y amaneció con la boca tapada por los besos que no se dieron
por los besos que las patrullas detuvieron en las calles
y encerraron en los calabozos sin derecho a abogado
y la ciudad cerró su ojo sobre el centro como una burbuja protectora
para que el beso estuviese a salvo en alguna parte de su cuerpo

y yo caminé por esas calles como si la huella del beso
fuese una herida que yo siempre quise tener en mi vientre
caminé de puntitas para no dolerle a nadie
porque dentro de mi hay alguien que camina mis calles
como si la huella del beso fuese una herida
que siempre quiso tener en su vientre
y camina de puntitas para no dolerme nunca

están desubicados los fonemas desde ayer
y la gente abarrota los supermercados buscándolos
en el arroz en los frijoles en las papas en los chiles
y van a los restaurantes que están cerrados a preguntar por ellos

hay pandemia de no abrazos
de no labios al viento enrevesado de los rascacielos
a no hacer de la mano embajadora del saludo
histérica la concesión a lo desconocido

la gente huyó de la ciudad
se saltó la cuarentena
y nos dejó a unas pocos
con tantas ganas
de respirar a cielo abierto
que esterilizamos
los labios con cerveza
y nos creemos mariachis encendidos

el tráfico ahora es sólo cosa de los corazones
la contaminación ya no viene del caos
y los pocos que quedamos –millones-
apagamos la tele y prendemos las velas
que dentro de nosotros mismos son tan sabias
que nos dan calor y no nos queman

eva cabo

jueves, 14 de mayo de 2009

Influen Zas

Despierto en mi barrio genuinamente adoptado
reando la Colonia, tapo mi boca, lavo las manos
a pesar de los árboles

Con la ciudad transformada en el literario espejo del poder
viajo a lo fácil que es crear miedo con diplomático desacuerdo
a pesar de los paseos

Me calló el 20, el 21, el 70. Le salió una cana a mi fe
a pesar de lo anónimo de la acción colectiva
a pesar del silencio

Escucho el cantado amor de la vecindad
remolcando pasiones de un romance almidonado
"a pesar de todo..." "a pesar de todo..."

Crece mi reservas de lágrimas, mi agua embotellada
y trepa mi voz cerrada a la copa del arbusto por plantar
a pesar de las pestes,
a pesar de las mejillas de Cristo.

Marta Cruz.

lunes, 11 de mayo de 2009

La peste azul

No eran pedazos de ensuciado dolor
perforando la totalidad del aire:
tampoco espirales de bichos sangrientos
ni trazos de un dedo gigante
marcando de horror las camas y las calles.
No era el metálico galope
de las caballadas negras trizando
hierbas y plumas perdidas:
tampoco era una áspera sombra
olfateando un posible destino
en la carne más fresca:
no era aquel escudo adonde
un sagrado animal imponía su tenso vuelo
entre astros de fuego:
no era el gesto voraz del señor de los ejércitos
con su pequeño disfraz
y su pequeña espada
y sus pequeños ojos
porque en él alcanza su exacto tamaño
todo lo mezquino.
No no era la figura casi humana
que como un balón repleto de monedas
va hundiéndose en el barro
de su propia inmundicia.
No era un templo vaciado
de amor y sufrimiento
ni una bandera de colores inermes
sometida a impúdicos jabones
y al grosero manoseo imperial.
No era el hombre sin oficio fijo
ni la mujer duramente preñada
ni el mesero desconocido
ni el niño resucitado
ni la muchacha que ya no estudia
ni respira
ni la suripanta que dejó de fornicar
ni el juntador de basura cuyas quietas manos
alguien lavó
ni el soldado que asesinara su uniforme
en aquella balacera
del día de ayer o de hoy.
No era una ciudad sin olor a simple gente:
ni la ciudad de las máscaras
ni el completo país de los mascarones:
no eran los rostros de pieles blancas
ni las caras de pieles azulencas
ni las mejillas y las bocas
valientes y abiertas.
No eran los cuidados cadáveres
ni los muertos sin apellido
ni los examinados cuerpos en estuches diversos
ni las vacunas mágicas
ni los remedios tribales
ni las perversas bendiciones en orejas indefensas
ni los discursos cocinados
en ollas de puro cristal.
No no era esto todo lo que vimos:
fue en el nuevo año de la peste azul.

Saúl Ibargoyen.

domingo, 10 de mayo de 2009

No te duermas

No te duermes mi hermano
no te duermas
no creas que el aliento aislado
es la forma del compartir,
no dejes que los medios te azoten la cabeza
y que las cifras de la muerte
te abrumen,
no te duermas
ante la semilla del pánico
ni siembres el miedo en tu jardín,
no creas lo que otros construyen frente a tus ojos.

Todo está cerrado
en la ciudad todo está cerrado
nadie camina en ella



No cierres las puertas
crea la imagen del hombre
que se sienta a la orilla de su cama y puede
confesarse todas las ficciones comunicativas
para volver cada día a vivir con la claridad que le falta,
no te vuelvas vulnerable a la oscuridad
no seas débil,
ve lo que no has visto, para que las palabras
no se queden en tu lecho, para que
dejemos de estar sometidos.

Haydee Ramos Cadena.

jueves, 7 de mayo de 2009

Influenza

Con las calles vacías
y las tiendas cerradas
los grises edificios
se aburren bajo el sol

Esta es una bandera
cuyo sólo deber
es ondear orgullosa.
(No sabe, pobrecilla,
lo lejos que está Dios).

Los vientos tricolores
que cubren a la patria
lanzan a la intemperie
esperados augurios

Uno que otro cristiano
con la boca tapada
por la hermosa avenida
se acompaña del miedo.

Pero aquí estamos todos
sentados esperando
ver llegar al futuro
a la sola ciudad

El narco y sus ajustes
en la rutina diaria…
el silencio ha llegado
¡Qué lejos está Dios!

María Elena Cerecero

lunes, 4 de mayo de 2009

El índice

El índice que a coño y a tabaco huele a flor de temporada
señala sin tocar lo que rozando intacto apunta…


de pronto tú
tu cara intransigente y su gemido
la estática mortal de los espejos y la noche
la cúpula cromática imperfecta de la noche
un acordeón que respira
¡qué triste es que hoy la gente
se atragante cualquier nota amarillista
siendo el color amarillo tan del mundo y de las flores!


de pronto y nada
me ha vuelto la ansiedad por cortarme la cabeza
ciudad hipocondríaca
más gente muere de hambre y soledad
que cerdos infectados por la carne
pedazos compatriotas inocentes
¿no ven que ya es muy tarde para el miedo?


de pronto yo y tú conmigo
buscando sobre un puente hexagonal líneas redondas
fumándonos el virus pandémico de las nubes
que trepa inverosímil la nariz del universo


el sol de pronto
con prisa detenemos los relojes y sus tuercas
queremos comprender la necedad de las palabras
tú quieres cobijarte entre mi sombra
yo quiero que mi sombra te cobije
y el cielo se entretiene con la luna
pensando que es un globo de silencio.

Ximena de Tavira

Grito (AH1N1)

Grito
Nueve de la noche. Se resumen las calles
desoladas, se reúnen a debatir parques vacíos,
necios centros comerciales continúan
cerrando sus ojos al imperio.
Se distribuye, en tantos,
la información maltrecha, sangre de noticiero,
recelo de azteca en los aeropuertos,
doce verracos asesinados por toser
sin el más mínimo dejo de
cautela y disimulo certero.
(AH1N1)

Grito
39 y medio grados de febril influencia
y sugestión de desconsuelo,
ojos lacerados, músculos de harina
que se van cocinando lento.
Roche, adivina,
un remedio que atraviesa
la mismísima médula del caos,
atavismo negro y truculento
del poderoso capital
que absorbe tierra por la fosa nasal.
(AH1N1)

Grito
Porfirio Díaz No. 54. Terreno
alejado de la capital nacional,
la gente anda con la boca de papel,
dicen que hasta acá no llegan las leyes de salud
y su cetro protector.
Los chanchos celebran con chillidos,
los niños no asoman las narices en las puertas,
el campo pone en pausa los surcos para su siembra,
cerradas las oficinas del agua,
calientes continuos los comales
y los señores sin sus labores.
(AH1N1)

Nación-Abraham, Nación-Isaac,
sacrificas a tus hijos por las órdenes de un dios
cuyo rostro jamás verás.
Grito, grito, AH1N1.
Punto.

Mario Z Puglisi

Influencia de influenza.

No, no cubre el miedo
ni calla tampoco al desconsuelo
puede ser que no conozca muertos
tal vez no sea yo de la estadística

y su numerología no toca mi cuerpo
pero veo agonizar en terror y fiebre
el parque abandonado de risa y llanto
ojos desconfiados en bocas fantasma

no veo el mal, no hay nubes verdes
tiembla la tierra, pero no hay langostas
ni llueve el fuego, ni vuelan los 7 jinetes
pero al menos está en 300 canales, hay que creerlo

y hay que comer en el parque abandonado
caminar sin esconder nariz y boca
soportar la mirada desconfiada, saludar como chino
y los besos convertidos en un acto homicida

ver el horizonte, palpar el miedo
¿cuál es el mal la influenza, la influencia?
11 muertos por la gripa, cientos vivos por la paz
¿de que se trata, cual caja suena y en dónde?

estamos enfermos no hay duda…
confusión, miedo, certezas perdidas
show epidémico telegriposo porciniano
el nombre no importa,
el miedo puede llamarse influenza.

Alf.

Esperar el final

Esta cloaca es mi trinchera, mi sutil contradicción,
desde aquí mi corazón es corazonada y fiera,
no me importa que allá afuera el silencio sea canción.
No me toquen a la puerta, mi cerrojo es el dolor,
no me lleven al doctor, mi locura es ya muy cierta,
su esperanza nació muerta, ya no apelen a mi honor.
Que su mundo se subleve, el ahorcado seré yo,
les he dicho ya que no, no me importa si les llueve,
si su paz es cosa breve, si su espejo se quebró.

Yo no pienso esperar el final
en la angustia de algún corredor,
en la cama de un triste hospital,
yo no pienso curarme este mal,
yo me muero aquí y muero de amor.

Esta gripa es cosa mía, sea de cerdo o sea de dios,
yo no quiero que mi adiós se parezca a la agonía
del payaso que sufría porque se quemó el arroz.
No me mientan una cura, una tibia salvación,
esta herida de pasión no se cierra con suturas,
yo me quedo en las alturas con razón o sin razón.
Que se cumplan sus deseos, que se cumpla su moral,
este cuerpo de animal no va a dar ningún paseo,
yo no me uno a ese jadeo, a ese mar de poca sal.

Yo no pienso esperar el final
en la angustia de algún corredor,
en la cama de un triste hospital,
yo no pienso curarme este mal,
yo me muero aquí y muero de amor.

Franco Narro

domingo, 3 de mayo de 2009

Desde el exilio

Salí huyendo de la fiebre antes de que declararan emergencia.
He llegado a mi destino es un lugar hermoso solitario en la sierra.

Aquí a la orilla de la carretera no hay nada que a la fiebre se parezca.
Mucho menos a lo largo y ancho de este pueblo alejado, en medio de la sierra.

Maldita fiebre de locos, casi un dios;
Fiebre de locos que esta en todos lados.

Santa brisa y cantos de las aves,
pareciera que la muerte no esta en estas calles.
El silencio de este valle es como el silencio que me invade.

Llevo tantos días aquí.
Que ni cuenta me dí que me convertí en Ermitaño.
Me he quedado mirando el viento y el sol se ha clavado en mis párpados.

He aprendido a distinguir que no hay arriba ni abajo ni a los lados, aquí todo es igual ni la hora es importante en esta soledad abrumante.

Pienso en mi pasado, bien recuerdo a mi hermano que me dijo;
Este viaje se prolongará por años.
Y cierto estaba, en el exilio llevo ya un par de años.

Siento mis pies cansados, están manchados de la tierra que atraparon en caminos escarpados.

Es curioso pero aquí me siento observado, como si alguien me mirará,
no se si es real o solo mi deseo de buscarla.

Mientras tanto seguiré aquí en el exilio, sin saber que pasa allá en mi tierra, solo imaginando, amándola sin que ella sepa, viendo mi cuerpo reflejado por las sombras y mis pies marcados por el tiempo.

Aquí seguiré esperándola, hasta que ella aparezca.
Iván Partida
Dead Man

La influenza

Eres tan tonta que te crees fiera
eres tan fiera que te vuelves tonta
eres sólo una minúscula partícula de odio para saciar
los daños del bolsillo.
Eres un pedacito de inmundicia en un barco de miedos solidarios
un tubérculo podrido que no prende raíces
una célula muerta un infame revuelo.

No creas que me engañas que no sé que pretendes
que me usas y me quemas para ensuciar el llanto pero
ya no hay temor porque si te conozco
porque se quien tú eres porque destilas raros
perfiles de huracanes y tormentosas fibras de colonias de muertos.

Y te crees muy fiera y te vuelves de polvo y te enganchas de furia
porque se acaba el tiempo ni billones de oros te salvan del abismo
ni los bancos de arenas harán que el agua inmensa te convierta en
[espumas.
Y dirás que no sé que me traigo ni que sé lo que digo
pero poquito a poco te hundes y te hundes y no hay quien pueda ni
[siquiera
acercarte una balsa quien te tienda una mano y al contrario de todo
la muchedumbre tan ardiente de ira te empuja a la hecatombe
[porque el sol no perdona
ni el agua ni la tierra ni ese crisantemo que estrujaste una tarde
[cuando
el aire caliente perdido entre las manos se convirtió en un cirio.

Y ahora me pregunto ¿Y qué quieres con esto?
Que dejemos el sueño que perdamos el ritmo que no hagamos
[poemas
¿Y que quieres con esto? Eres tan poca cosa una trágica brisa en un
[páramo en vilo.
¿Y qué que quieres ahora? cuando no puedes nada son tan torpes tus
[signos
y tan falso tu ego. ¿Qué pretendes ahora? precisamente ahora
cuando los niños cantan y te pinchan las nubes para que caiga
rumorosa de auroras la lluvia que amanece en un cielo de estreno.




Juanita Conejero.
(La Habana, Cuba)

sábado, 2 de mayo de 2009


El simulacro lleva mascarilla quirúrjica.

María Robles.

Influenza mala influencia

aunque tenga la edad de los luceros
dentro de un recuerdo blanco
hago solo lo que pienso
tirado aún tiro
sobre la velocidad del tiempo
espejo de alegrías
busca en el fondo de tus ojos
mi vértigo
en tu felicidad
mi mirada
¡mi alma!
arma mortal
a la luz del cielo
estupor del agua
sed de fuego
hambre de palabra
sol duro que perdura
ganas de verdad
y del saber de los días
estoy aquí
aunque tenga la edad del viento
y algún poeta
diga que el mundo es
la crisis de una mala influencia
tempestad de coñazos
y eso abra la posibilidad
de cotejarlo
de que los 18`s, los cárteles, los maras
o todo aquello que llamamos inseguridad
digan
entre más verguero más certero
camino contento sin miramientos
y al mundo me los paso por los
y ellos quienes son
sino
herederos del abandono
herreros de la incredulidad
usurero que a hierro mata
aquellos que no se cansan de errar
¡coñazo!
gente molesta
misioneros del pánico
amantes del dolor
parásitos de cuello blanco
sanguijuelas de abolengo
heraldos del escozor
influenza mala influencia
al pueblo le meten el dedo
en el recto camino del miedo
y luego le tapan la boca
¡tapabocas!
¡tapabocas!
cúbrete el gesto
ahógate gemido
muérete ilusión
calla lo que piensas
no hables no digas
silencio
Nadie quiere querer
otra cosa que no quiere
y cuando quiere
Nadie puede
ser tú
ablándate ladrillo
ámame corazón
cómo se ha de vivir en la sociedad
que se esfuerza
¡todos los días!
por hacer bien
todo el mal que puede
¡súdalo!
dame una razón
el mundo es un coñazo
o falta de in-formación
sólo para contarles
un día desde lo más hongo
encontré una voz
que en lo más alto
de la raíz sin temblor
Todo me obsequió
entonces yo
imposté el ánimo
y pregunté
¡hey! tú
sabelotodo tú que me hablas
desde lo más hondo
dime sí tú que sabes
dímelo todo
qué es el tiempo
cual es el caso
en el espacio
qué hago aquí
si tu lo sabes todo
¡coño!
¡coñazo!
qué vamos a hacer
ahora que Dios está enfadado
y nos regala relámpagos y sismos
y es palpable la pulpa de su ira
en la nube cargada
dolor de inocentes
que el cielo reclama
llanto de la gente
que la mar brama
desde hace cuánto
al diablo
la tierra
le fue arrendada
qué vamos a hacer ahora
que Dios nos regala
amparo en la belleza
después del fin del mundo
otro mundo está escrito
tras la tiniebla viene el alba
claramente
mente clara
ojo de huracán
fe con fuerza
solo tú sabes
tú tienes la respuesta
amar es pelear
la guerra que está ganada
con calma la mente clara
repetimos
tempestades nos vienen guangas
ahora
la revolución
ya está empezada

Ektor Rojas

Ciudad desfallecida

Esta ciudad ya no es la misma
en su sudario de papel estraza,
presente en la intemperancia
de la brega, sudor, sangre de los días,
instigada tu alma a meditar,
menguada tu voluntad de pan,
a la mitad del dilema
pides piedad ante el conflicto.


Resuella el minotauro
de la injusticia,
se reseca el ansía de vivir,
la voz de la esperanza se adelgaza
en la trinchera de la lucha,
el vacío se considera humo
en la desventura o en la angustia,
esta terrible enfermedad
pesa sobre la ciudad.
Goliat a vencido a David.


Córceles
de lignito en desenfreno
conducen a desasir los hilos,
cancelada la senda del triunfo,
asienta la gloria el malvado,
un arcano de hieles nos persigue,
acredita la costra de la insolvencia
moral de los humanos.


Amasijo de huesos
deambula por la calle
sin sentir en el alma
el andar hacia lo bueno,
sin sentir la música de las esferas,
sin pretender llegar al infinito.


Todo se revuelve en un vértigo.
En el tren subterráneo: las espinas,
en la vereda azul: charcos putrefactos,
en los árboles: se mecen las tragedias.

Ma. Elena Solórzano

El amor en los tiempos de influenza.

I

Hoy desperté con el sueño
a la orilla del párpado.
Una amiga de bien lejos
me ofreció sus condolencias
por el chat.
Yo le escribí un mensaje de optimismoque sirviera de hombro a su pesar.
Estamos bien,
nos estamos cuidando,
permanecemos en casa,
usamos cubrebocas…

Quiso decirme algo más
pero titubeó y dijo que tocaron a la puerta.
Siempre me acuerdo bien de vos, dijo.
Y puso la flecha sobre la cruz
como si echara el último puño de tierra.

Entonces me di cuenta de que
no la había dejado consolarme.
¿Y por qué había de hacerlo?

Estoy viva, pienso,
canto, leo, escribo,
cuestiono la identidad del puerco,
a ratos me enfurezco,
luego río,
mando asépticos besos por la web
y me formo en la fila
de los que se turnan para
dar respiración de boca a boca
a esta ciudad.

II

No lo veo...
pero el sueño anda por ahí…
adherido a la blanda incertidumbre.

Leo los chistes sobre la influenza
y río porque me gusta tanto
el color de las rosas
como llevarle la contra al padre Jorge.

Pero todos hablan hoy
de amor sin saliva,
de estornudos fabricados,
petróleos anhelados
y la pata del elefante
sobre el cuello de la hormiga.

Recuerdo a mi amiga
y sus condolencias
y entiendo…

Somos… ¿somos?
apenas el callo en la pata de algún monstruo
que a cada bocado se pone una má$cara
camina y nos aplasta
contra alguna filosa piedra.
Arranca un poco de piel
y se cuida en dejar otro poco
para pisar cuando el terreno es agreste.

Ayer dije que
había hecho bien mi amiga
en atender la puerta.

Hoy digo que
para que esta suripanta urbe
se quite de encima las lentejuelas
faltan aún muchos besos
(sin influenza)
que mandar por internet
y otros tantos amores que arriesgar.

Pero quiero cerrar los ojos
Y dormir un poco para traer de las orejas
a ese sueño que hoy no despertó.


Angélica Santa Olaya D. R.

viernes, 1 de mayo de 2009

Pulgar Elástico

Pensando, mirando quieto
la diferencia tenue
........................... -tenue-
entre fibra y sustancia
de los huéspedes:
hay una isla allá,
de Cuba a poca distancia,
descarga de toneladas desechas
por aquel bicho dicho humano,
que nombró el Pueblo escueto
la Isla de los Cerdos.
... A gusto, tranquilos,
... crecen los críos.
Evidente resalta
en la comparación
la diferencia -tenue- :
no están dotados
del pulgar oponible.
... El riesgo, el miedo,
... ahora que se rompiò
... este elástico -tan tenue-
... de mì tapabocas:
¿Estarán ellos
mirando también a través
de una pantalla como esta,
una computadora como esta?
Los virus, ya sé, circulan
bien a gusto, tranquilos,
por una conexión disponible.

Giorgio Bignotti Petruzzi

Extra. Extra. A pig is playing the archangel's trump

no other end of the world there will be
Czeslaw Milosz


y es entonces cuando se les descubre
el trasero a los médicos que sólo estudian
medicina por la corbata y las vacaciones en Cancún

las fronteras se llenan de emergencias sin vocación
los sinónimos para egoísmo se reproducen
y los mosquitos reclaman haber ocasionado otras pandemias
hoy olvidadas en llantas sin vacunar

volar es un acto heroico:
besar a la madre antes de la alerta cinco
y regresar al camino angosto que da al estacionamiento
que da al trabajo

y como los microscopios se quedaron mudos
los epidemiólogos han comenzado a buscar pócimas
en los versos y se interesan por las retóricas eslavas

se vuela a[…]sobre la[…]entre la pandemia
un cerdo es un chancho es un lechón un puerco
que salta la verja
y entonces
los mercaderes pueden
bostezar sin taparse el sueño

(extraditar es el purgatorio de los vivos)

yo he aterrizado tantas veces
y nunca pensé en traficar conmigo
en mis pulmones en las células muertas de mis manos
una crisis mundial

un catarro –flash!—
una colmena deshecha –flash!—
un aguacero de lluvia ácida –flash!—

y en portada de espectáculos,
un marranito tocando una trompeta

Mara Pastor

Midiendo del día el calor
fui también terraza vacía
que pasados los años
recordaría sentirse
tan mal barrida, por una mujer
cualquiera que también
llevó un cubre boca bozal
azul de tiempo en tiempo.

Antonio Campos.

Influencia

In-fluenciar a los de arriba
que nos toman por sorpresa,
dejar que nos soben las espaldas
con rastros rotos de palabras
que nos cesan de mirarnos inseguros,
de culparnos uno a uno,
con sus luces de trémulasc ...... catástrofes ...... históricas.
Yo no encuentro el momento justo pa decirlo,
pa mandar una nota al aire y que se escuche,
todo este orden de noticias,
todo el aparato injusto de este mundo
tiene mocos de hace días y estornuda,
mea, se enrojece,
mañana no sabremos que tocar con nuestros cuerpos,
pa no crearnos un mundo plagado del miedo y la angustia.
Una mascara anti gas y la sospecha
de que alguien aquí se ríe a carcajadas
mientras dormimos con pesadillas de cerdos voladores,
mientras tememos ..... la rajadura ..... de este sol ..... a medio
asfalto

Marina Ruíz.

No desesperes

Volveremos a besarnos.
Estrecharemos las manos otra vez.
El abrazo en la borrachera regresará
al igual que los parroquianos en las cantinas.
No les eches la culpa a los cerdos.
Este virus es tan humano como nuestros errores.
No desesperes, volveremos a besarnos.

Pedro Luis.
SIN TAPABOCAS:
Tápame la boca antes de que me la llenes de vidrio, no puedo más.

CON TAPABOCAS:
(Y es que todo se veía tan indefenso, como un juego de video para niños).

SIN TAPABOCAS:
Tápame la boca antes de que retire todo lo dicho.

CON TAPABOCAS:
(Pero me olvido de las rendijas y tu voz sigue ahí, virgen y poderosa, traspasando toda construcción sólida).

SIN TAPABOCAS:
Tápame la boca antes de la guerra química.

CON TAPABOCAS:
(Las partículas asesinas anidan en tu lengua y me atacan. Es una guerra sin cuartel).

SIN TAPABOCAS Y EN VOZ ALTA:
“¡Y…un día tu mundo se acabará!”.

CON TAPABOCAS CASERO Y ECHANDO LLAVE:
Tu saliva me ha bastado para ponerte en cuarentena.

Karen Villeda.
riesgoso miedo.
me voy. me quedo.

miedo riegoso
que odio, que gozo

que electrocuta
que hijo de puta

que si el cartucho.
bésame musho!

miedo poema.
mierda sistema!

hay que parir
coño, es abril!

marielkis lledias

jueves, 30 de abril de 2009

Primos cerdos

Qué libre de miedo llenarme las fosas y arrancarme un suspiro.
Como si esperara algo
todavía
de un gesto.

Dicen que está muy mal
contra mí y contra todos
—qué hay de nuevo en ello—
si lo que tengo es ganas de que pase algo más.

Miro lo que pensé que no
oigo lo que supe que no.
Es ya
lo que no se creía.
Si del viento
y del tiempo el aliento
me viene el monótono intento
que culmina en lamento
La vida no se va, ni se escapa,
se muere.
¿Qué es la enfermedad?
En la guerra le apuesto a los virus desde hace tanto atrás.

Sergio Sepúlveda

miércoles, 29 de abril de 2009

Tráfico de influencias

Normalmente salgo al mundo y en sus calles me contagio de su odio, de su prisa, su tristeza, su arrogancia, de su orgullo, su soberbia, sus ideas, su petulancia.
No tardo en creer que soy alguien importante y que es valiosa mi opinión, que me merezco lo que ofrecen los anuncios, que votar vale la pena.
Al dar la vuelta en la esquina me detengo unos segundos y miro cómo he crecido.
¿Para tan malas influenzas habrá un buen antiviral?
Mucho es lo que nos afecta en la vida cotidiana pero hoy se señala sólo a un demonio en especial, execrable tema obsesivo de trivial conversación para charlar con la boca tapada.
Epidemia tautológica que nada tiene que ver con esta seca garganta, con esta tos que no limpia, con estos mocos rojizos, aferrados y con este inocente estornudo que rechazan los transeúntes con fúnebre indignación.
Los que trabajan de jefes de clanes, tribus y hordas, con toda su buena fe (¿inconsciencia es buena fe?) quieren devolver la infausta realidad a la regularidad, la paz, la normalidad.
La realidad no se deja.
Ya el planeta está irritado.
Se sacude, se rasca el lomo.
Ya tiene gente de más.
Teístas empedernidos, pensamos que es un castigo a nuestra obtusa impiedad.
Y me río de esas sesudas teorías que culpan del tifo y de tanta paranoia a Bush, a Pinky, Cerebro y a varios genios del mal, viscosones que se han hecho dueños de las monetarias riendas del sobado mundo.
Los intelectuales, chico, ¡ah, qué inocentes que son!
¡Y la colectividad, qué tierna, que va con sus mascarillas sobre la blanda conciencia, infectándose de radio, de periódicos, de cine, de escuela y televisión!
Y esta incapacidad humana de estarse tranquilos, quietos, sin hablar, sin aspavientos, dentro de una habitación.
Esta necedad de querer saber, querer estar informado, de uniformarse a través de lo que dice el vecino, de llenarse de opiniones, propias, ajenas, da igual.
Mientras ando por el bosque me doy cuenta que los árboles no se enteraron del chisme.
Que la vida sigue igual, pero que nosotros no.
Hoy estamos asustados.
Lo extraño es que no es mentira, que hay ahora en alguna cama alguien que se siente mal; los pulmones lacerados, sin aliento, rindiéndose en pleuresía. Tiene ulcerada la tráquea, estragos del diplococo, en una y doscientas camas, en quinientas, en tres mil.
Del mismo y distintos virus.
Del mismo y distinto mal.
Héroe anónimo.
Una cifra para emitir otra nota.
Su nombre no nos importa, mártir de una tarde ignota que libró cruenta batalla por una causa sin dueño.
Y hay en algún cuerpo humano un virus nuevo y extraño que se debate entre morir y seguir muriendo. Un fármaco cala sus fuerzas y está acabando con él.
No importa eso.
Lo alarmante es que está en peligro el gran rey de la creación.
¿Y yo, soy también mis bichos, mis microbios, mis afectos, mis efectos, mis defectos, mis infecciones, mis virus, mis hilos, mis ilusiones?
¿O por qué les llamo mis?
Entre lo mío no figuran los pechos ni la cintura de aquella Miss Universo.
Luego, esa miss no es de mis.
Sin embargo somos todos parte de un universo y, ahora, mientras esto escribo toso, estornudo y muero, quiero, me consumo, hiero y muero cada instante y otra vez no soy el mismo.
Entre el que vivo y me muero se extiende todo un abismo, el que sabe y el que ignora, el que se está defendiendo, el inmortal, el fugaz, el duro, el perecedero, el que se está divirtiendo, el que no se va a rajar, el embustero que vendo y el mismo que nunca fui.
El final se va acercando.
La influenza influye en mi vida y la muerte influye en mí.

Oscar Franco

Control

No controles mi forma de vestir
Flans



Los tapabocas me enmudecen
anonimizan mi anatomía
me hacen vivir la guerra subterránea
escribo auxilio
desde mi montaña
sola

estoy

ocupada en decir estas palabras
me resisto al pánico
a meterme con miedo en las sábanas
mientras la influenza o influencia mata
las drogas se legalizan
estos tiempos están agitados

ennegrecidos

el pánico
ha esparcido la epidemia
sobre los oídos,
ha sembrado el terror en mi país
la gente no sale al parque
la gente no camina,
se inmoviliza se individualiza
se yoyoyoenferma,
no hay mejor control que el miedo a la muerte
tan insignificantes somos
que respondemos a la pandemia
sin hablar sin tocar
sin fe, se reconoce o muere.

Haydee Ramos Cadena

los ojos de sí mismo

mi voz era un silencio
tan parecido a una catástrofe
que no pude contenerlo

el silencio se trepaba a los ojos de sí mismo
trepados a su vez a las cosas que veía

el silencio y su andar yámbico que hipnotiza las caderas del ayer
donde me regalaste seis silencios más
que me declararon la guerra
y me retorcieron la lengua para que fuera espiral
o escalera, por la que suben ruidosas las palabras

tenemos la recámara del fusil/cargada de besos
voluntarios a pie de página /que quieren abrir fuego

ayer se nos traspapeló la noche
me trepé por ti
níspero inconsciente de mi boca
mientras dormías huí al confín de tus dominios
recelosa de no encontrar puertas

vi el vacío mientras un metro se cruzaba con otro
calcé un instante los zapatos del destino
nadó mi pie, ínfimo anfibio acalorado
que ve en las dimensiones de aquel charco
océano de un futuro exagerado

los granos de silencio se esconden lejos del invierno
y no sé dónde desarmar el corazón
si a estas alturas todo el mundo huye de las guerras

un beso puede significar más que un simple roce
sobre todo si no chocan los labios
sobre todo si los ojos del silencio te desean
buena suerte

te escribo a ti
torpe y sencillo
como el hueso
de la aceituna
menos verde

te escribo
calavera de los astros
indómito resquicio de universo
fantasma de mi nombre enrevesado
atípico retrato de la luz


eva cabo

poema de alto riesgo

fase 1
me enferma que hoy
ni siquiera san judas tadeo (patrón de las causas imposibles)
genera suficiente fe

fase 2
el enemigo es el miedo enfermándonos de inercia

fase 3
hay que salir a la calle
hay que dar la mano
hay que dar la cara
hay que sonreír a los desconocidos
hay que hablar y hablar entre nosotros
hay que besarse mucho

fase 4
es verdad
el miedo a morir por causas antinaturales a veces nos consume
(yo también siento miedo)

pero en cada esquina de la ciudad podría dispararse un accidente

hace dos días murió un paciente de enfermedad curable:
un conductor infectado de nervios se estrelló contra su ambulancia

vale la pena decir
que en una ciudad de tantos habitantes el riesgo siempre acecha:

riesgo es una palabra multicéfala que muta de significados

fase 5
corro riesgo:

de tragar una mosca y ahogarme en su aleteo inquieto e insalubre
de contraer tardíamente varicela y llenarme de volcanes virulentos
de embriagarme mucho una noche y olvidar la dirección de casa
de envenenamiento por sobredosis de jacarandas en primavera
de enamorarme de quien no debería
de mutar a favor de los temibles intereses del mercado
de volverme crédula y sumisa
de quedarme calva

corro riesgo

de perder la risa despreocupadamente en un día gris y que además,
cierren el metro

corro riesgo de que me aplaste una estampida de dromedarios marsupiales caminando por la calle australia
de noche, corro riesgo de que me secuestren los extraterrestres
o de que el perro del vecino me contagie de rabia

corro riesgo de caer en un hoyo negro cruzando la galaxia
corro riesgo de impactar a un meteorito

corro riesgo de ahogarme en llanto o morir electrocutada en medio de un orgasmo
corro riesgo de perderme en el desierto de mí misma o de perder los dientes adentro de mi sueño o de atragantarme con una semilla roja de esperanza

pero hay que salir

fase 6
el encierro también es una muerte
el miedo también es una muerte.

Nicole Delgado.
Ahora que lo pienso,

(después de haber mirado
la herida en tu memoria

después de ver tu llanto
salinidad electrónica en pantalla

después de romperme el esqueleto
leyendo tus palabras desgarradas

después de tu voz articulando
el nombre de tu hermana:
“Sofía. Operación el miércoles.
Me necesita. “

después de tu “Puta madre.
¿Qué hago? Nada. No puedo hacer nada”

después de mirarte en el derrumbe
del universo personal y otros demonios

después de la visita clandestina
a tus fantasmas personales

después de haberte visto
la herida en el costado


después de descubrirte
tan frágil, vomitando a solas en el baño
todo el amor y todo el miedo

después de quedarme sin respuestas
para tus preguntas de niño
que descubre que dentro algo le cruje)

me doy cuenta
de que me duele mucho más
el fin –probable- de tu mundo
que el probable fin del mundo.

Zaría Abreu.
Si el mundo se acabara hoy

Si el mundo se acabara hoy
y lo supiera
no haría nada distinto:
Nunca he sido de esos
que en el último minuto
se atragantan.

Nada diferente:
Tú,
yo,
el aire.

Disfrutaría con lupa
la silueta de las migajas del pan diario
repasaría con la lengua detenidamente
los sabores que te forman,

me acostaría con la ventana abierta
a que viéramos el cielo derrumbarse
que aún el fuego es hermoso en su bravura.

(sin título)
y entre la densura de esta furia pánica
parece que la tierra nos quisiera decir algo,
algo de ciclos roncos y de muerte
algo que recuerda
nuestra prescindible miniatura.

pero no entendemos su lenguaje ni su lógica.

Emiliano Álvarez.

en estos días

en estos días la luz de las lámparas ordena nuestras noches de vasos
tengo necesidad del silencio para escuchar mi voz
por favor no me interrumpan con timbres ni preocupaciones
escojo a las personas que necesito

en estos días la gente circula con una máscara sobre la boca
la boca es la parte tuya que más me hace falta
el aire, patrimonio de los Hombres
ha sucumbido bajo quirúrgicas de tela

el violinista de Gante
la ciega sin órbitas
el ‘viene viene’
siguen habitando el Primer Cuadro

pero las estatuas han desaparecido

quiero llenar de andamios mis hojas
regresar al ruido de todos los días
de pronto
congelarme en una gruta
lejos
donde el mar me murmure al oído kilómetros de sal
llave, estrella, ornitorrinco, pluma
en estos días decenas de arañas dañaron mi cuerpo
gruesas pláticas
aburrimiento

exorcicemos la plaga
y el miedo

no lluevas, peste
sobre nosotros.

Lauri García Dueñas
influenza 1
vivo.....muero.....estallo
por ahora mientras el cielo se obscurece
mi pensamiento es un día de sequía
la hora...el minuto...el segundo fueron pasado
en el cielo un colibrí negro se posa en el sol
.
influenza 2
la mañana es un espejo que brilla en los ojos
existe el silencio adentro
pero afuera
los muertos se contagian con la mierda de los vivos
quiénes gritan:
Novus ordo seclorum

El payaso de los tiempos toca nuestra casa
.
influenza 3
llorar
llover
sonreír
soñar
en el parque hay un nuevo gigante
la soledad tiñe el viento
el cuál nos acaricia el rostro
dejando un seco presentimiento de angustia

al fin del cielo el agua cae
.
influenza 4
despierto
el mundo huele a suicidio
de mis ojos se desprenden palabras afónicas
que se deshielan en el templo
una carga eléctrica sacude las nubes
el viento calla ante la sonrisa de los muertos
las piedras desde siempre fueron cementerio
.
influenza 5
la noche pende de la soledad
una nube se refugia atrás de un edifico
los alquimistas del norte no encuentran al colosal brillo
el amanecer dorado nacerá en la siguiente muerte
.
influenza 6
Non nobis, Domine, non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam
Después del fuego
vino la lluvia ácida
y el hielo
nuestro rostro tiene un poco de sed
las grietas de la piel lo confirman
por la gloria de tu nombre alzaremos las copas
.
influenza 7
el tren recorre la grieta del silencio
se desploman las heridas y los llantos
el cuerpo cansado en creer en el cuerpo
se tumba como edificio de 1985

hay que tener más agua en los ojos para poder limpiar el polvo de abril
y las cruces del tiempo que adornan nuestras casas
.
influenza 8
8380 D3C1R73 9U3 L4 MU3R73
35 UN4 M4NZ4NA C0L0R4D4 Y JU60Z4
9U3 SU 0L0R E5 C0MO 3L D3 UN R1FL3
D3 454L70 ak-47
no subestimes al fuego ni al dolor del olvido

Arturo Sodoma

Más crisis, más influenza, menos de ti.

Primero, la simulación de una ciudad en combate, me impidió llegar a tiempo hacia ti,
las calles sufrieron una cirugía que dislocó los caminos de tu nombre, donde sabía que estabas y no alcancé a acostumbrarme al asfalto del estrés.
Esta ciudad cerrada, conspiró para no acercarme a tu boca.

Después de miles de horas que me robó el tráfico, algunos semáforos muertos, y magia detenida por manifestantes.
Apareció un ambiente de crisis con sabor a peso devaluado, acompañado con un fuerte olor a desempleo, planearon sentarse en mis pensamientos para no verte.

Y un poco más tarde, el agua no llegó a casa. “Nos vamos a morir si no la cuidamos”, dicen.

(Hay muertes
...............más dolorosas
........................y nadie hace nada). Suspira un balazo impune.

La ciudad está infectada, de venganza.
Ahora un nuevo virus me prohíbe estar contigo,
no puedo tocar; ni tus palabras ni tus manos.
Me tapan la boca con un trapo azul y blanco,
me dejan en silencio,
me atan las manos
porque desde hoy mi saliva está condenada.

Las voces en la televisión ordenan no vernos y estar separados.
Esta ciudad nos aleja poco a poco,
..............rostro a rostro,
...........................polvo a polvo.

Sólo nos quedan los ojos, nuestra única voz.
No sé, si es tu ausencia lo que me duele o me duele más ser presa de esta ciudad.

Guillermo Carballo.

Sin título

Pensé que cada lugar de congregación social estaba cerrado, completamente todo, hasta que recibí una llamada a mi móvil, mientras seguía con batería no dude en contestar, -¿Chema?- citó mi nombre la voz del otro lado, -Sí, ¿quién eres?, soy Gerardo Grande, te miró en la escuela a las 8, si puedes llevar algún libro será muy agradecido, recuerda al llegar, decir, Estampida de poemínimos, te miro allí,- no me dio ni un respiro para responder, me alisté, tomé unos libros del estante, mis ojos estaban ya cansados de leerlos una y otra vez, la realidad a la que me transportaban, hacía que mi mente abdicara de la opción mas viable, la más fácil, la más obvia, enloquecer. Llegué puntual, no había nadie en la puerta, así que llamé con tres golpecitos, del otro lado la puerta escuche decir, -¿Efraín Huerta?-, dudé, ¿qué carajo significaría eso, estaría en el sitio adecuado? como por impulso, y sin seguridad de mis acciones, pronuncié, -Estampida de Poemínimos-, abrieron la puerta lo suficiente para dejarme entrar, me jalaron, me despojaron del morral donde traía los libros, me sometieron, cubrieron mi cabeza y me amordazaron, hicieron que abriera la palma, y sentí el calor del hierro, quise gritar, pero el ardor que sentí cuando derramaron alcohol sobre la carne viva hizo que pediera conciencia. Cuando volví en si, pude ver a Gerardo, me dijo, -Bienvenido a la hermandad a la que siempre perteneciste, la de los amantes del conocimiento-, miré mi mano y vi claramente marcada, una moneda de cincuenta centavos, creo que no muchas cosas superaban ese valor en ese momento, me explicó que cuando empezó todo lo del virus, las sociedades de literatos decidieron unirse en una sola hermandad, revelaría muchas más cosas, pero ya estaba marcado, y más que una marca era un juramento, una devoción. Viví un tiempo con él, había muchas personas realmente cultas, personas capaces de citar capítulos enteros de novelas, más me confesaban que se sentían inútiles, me recordarón que el conocimiento no es tal, hasta que lo compartes, incluso, había religiosos, platicar con ellos, que me revelarán grandes aspectos, que hasta estos días seguían herméticos, me resultaba reconfortante, no estaba del todo mal, decían que el único consuelo que tenían, era el de saber, que las masas habían comprendido que cualquier Dios está en cada sitio, no se tienen que reunir a fingir en misas su devoción. Gerardo empezó a trastornarse, estuvo viviendo arriba de un árbol de hierbabuena, no quería que nadie se acercara lo suficiente para escucharlo, estuvo existiendo solo, sin nadie al rededor, sobrevivió un par de semanas comiendo las hojas, creo que afectaron sus facultades mentales, cuando por fin bajó, me miró de una forma tétrica, hostil, simplemente me dijo, -espero que hayas hecho todo lo que querías, por que aquí ya no hay mucho por hacer, vete, ya estamos condenados-.

Jose Maria Fernandez