lunes, 4 de mayo de 2009

Grito (AH1N1)

Grito
Nueve de la noche. Se resumen las calles
desoladas, se reúnen a debatir parques vacíos,
necios centros comerciales continúan
cerrando sus ojos al imperio.
Se distribuye, en tantos,
la información maltrecha, sangre de noticiero,
recelo de azteca en los aeropuertos,
doce verracos asesinados por toser
sin el más mínimo dejo de
cautela y disimulo certero.
(AH1N1)

Grito
39 y medio grados de febril influencia
y sugestión de desconsuelo,
ojos lacerados, músculos de harina
que se van cocinando lento.
Roche, adivina,
un remedio que atraviesa
la mismísima médula del caos,
atavismo negro y truculento
del poderoso capital
que absorbe tierra por la fosa nasal.
(AH1N1)

Grito
Porfirio Díaz No. 54. Terreno
alejado de la capital nacional,
la gente anda con la boca de papel,
dicen que hasta acá no llegan las leyes de salud
y su cetro protector.
Los chanchos celebran con chillidos,
los niños no asoman las narices en las puertas,
el campo pone en pausa los surcos para su siembra,
cerradas las oficinas del agua,
calientes continuos los comales
y los señores sin sus labores.
(AH1N1)

Nación-Abraham, Nación-Isaac,
sacrificas a tus hijos por las órdenes de un dios
cuyo rostro jamás verás.
Grito, grito, AH1N1.
Punto.

Mario Z Puglisi

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