domingo, 3 de mayo de 2009

Desde el exilio

Salí huyendo de la fiebre antes de que declararan emergencia.
He llegado a mi destino es un lugar hermoso solitario en la sierra.

Aquí a la orilla de la carretera no hay nada que a la fiebre se parezca.
Mucho menos a lo largo y ancho de este pueblo alejado, en medio de la sierra.

Maldita fiebre de locos, casi un dios;
Fiebre de locos que esta en todos lados.

Santa brisa y cantos de las aves,
pareciera que la muerte no esta en estas calles.
El silencio de este valle es como el silencio que me invade.

Llevo tantos días aquí.
Que ni cuenta me dí que me convertí en Ermitaño.
Me he quedado mirando el viento y el sol se ha clavado en mis párpados.

He aprendido a distinguir que no hay arriba ni abajo ni a los lados, aquí todo es igual ni la hora es importante en esta soledad abrumante.

Pienso en mi pasado, bien recuerdo a mi hermano que me dijo;
Este viaje se prolongará por años.
Y cierto estaba, en el exilio llevo ya un par de años.

Siento mis pies cansados, están manchados de la tierra que atraparon en caminos escarpados.

Es curioso pero aquí me siento observado, como si alguien me mirará,
no se si es real o solo mi deseo de buscarla.

Mientras tanto seguiré aquí en el exilio, sin saber que pasa allá en mi tierra, solo imaginando, amándola sin que ella sepa, viendo mi cuerpo reflejado por las sombras y mis pies marcados por el tiempo.

Aquí seguiré esperándola, hasta que ella aparezca.
Iván Partida
Dead Man

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